Creo en la vida, viviéndola en cada instante, sacando provecho de cada encuentro, degustando cada segundo, complementándome en los demás, sintiéndome plenamente realizado.
Creo en Dios padre y madre, ser misericordioso encarnado entre nosotros, quien me espera como un padre bondadoso, con los brazos abiertos.
Creo en la familia, en especial en mi familia, con sus defectos y virtudes, con sus locuras y manías. En ella me fortalezco y encuentro las energías para poder seguir adelante en los momentos difíciles.
Creo en mis amigos, en esas personas con las que verdaderamente puedo ser quien soy. Compartiendo esperanzas, alegrías, tristezas, anhelos, angustias y silencios.
Creo en mi comunidad religiosa, como un lugar, un espacio, con personas con las que tenemos como gozne a Dios. Con quienes puedo trabajar y trabajarme para la construcción del Reino aquí y ahora.
Creo en las personas y sus esperanzas, en Dios presente en cada uno de ellas, en sus sueños y sus metas.
Creo que cada persona es un manantial del que puedo beber agua viva, e identificándome con ella puedo servirle y darle lo mejor de mí. Por eso creo en el Reino de Dios entre nosotros.
Creo sobre todas las cosas en un Dios amor, que es a la vez la base de todo, como un motor que da vida e inspiración para poder asumir la vida.
Amen