Despertar al Amor - 5to domingo de Cuaresma (Ciclo A)

La resurrección de Lázaro es un relato litúrgico propio de la Cuaresma, previo al Bautismo como perdón de los pecados. Su finalidad es el llamado a dejar de pecar, reconociendo a Cristo como el Hijo de Dios, el dador de vida eterna; un despertar a la Palabra, al Amor.
Los detalles del Evangelio muestran con mucho énfasis la humanidad de Jesús, tocado profundamente por la pérdida de un ser querido, su amigo. La escena es una mezcla de confesiones y sentimientos en torno al Amor. Dos de ellos son clave para que Dios muestre su Gloria en medio del sufrimiento: el testimonio de fe de Marta, quien reconoce a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios; y la plena fe de María, porque reconoce que la presencia de Jesús es vida en abundancia.
En medio de la fragilidad, Jesús se siente acompañado por su Padre y se pone en oración. A pesar de las lágrimas, su voz es firme al llamar a su amigo: “Lázaro, ven fuera”. La frase es breve, pero cargada de Amor en cada palabra, capaz de abrirse camino en medio de la oscuridad del sepulcro y remover el hedor de la muerte. El llamado de Jesús rompe el silencio de la muerte.
Aún atado de pies y manos, Lázaro sólo quiere dirigirse a Jesús, su amigo. Es la comunidad quien termina de ayudar al revivificado a librarse completamente de sus vendas y el sudario. Al descubrirse el rostro, los ojos de Lázaro sólo dan cuenta del Amor y la compasión de la que ha sido testigo. Lentamente los sollozos se transforman en alegría, en testimonios de la Gloria de Dios. 
Fue la fe de Marta y María la que abrió el camino para que Dios se hiciera presente y transfomara el hedor a muerte en perfume de vida, y de vida plena. Seguramente, esa tarde también hubo otros revivificados por el eco de las palabras del Amor en sus corazones… dejando el sufrimiento de la muerte en vendas y acogiendo el Amor en sus nuevos corazones.


Mapi Cerdeña
Gerardo Aguilar, SJ

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